Cuando
era niña, sufría mucho cuando llegaban la época de las evaluaciones, porque en
su mayoría requerían memorizar información y dar la respuesta exacta.
¿Cuántos se identifican conmigo?
La
forma de evaluación ha cambiado porque ahora buscamos que el aprendizaje sea significativo.
Esto implica que el alumno le encuentre sentido a lo que aprende, relacionándolo
con su medio y busque aplicarlo. No es
que debamos dejar a un lado la parte memorística también es importante para
ejercitar el almacenamiento de la información.
Al
momento de estructurar la evaluación debemos buscar que las preguntas permitan
al alumno responder con sus propias palabras y que pueda indicar como aplicará lo aprendido por ejemplo: Estudio de casos.
Una maestra de la universidad siempre nos decía una
frase “Los seres humanos tenemos un abanico de posibilidades”. Lo mismo es para los maestros en la
actualidad porque no necesariamente una evaluación tiene que ser de lápiz y
papel, con series de preguntas. Se
puede pensar un proyecto que los alumnos realicen para el final de unidad, en
el que se involucren diferentes materias, un ensayo, portafolio, mesa redonda,
debate y otros que se pueden adaptar. Se pueden realizar escalas de rango,
listas de cotejo, rubricas y otros instrumentos que colocando los aspectos que
deseamos evaluar nos serán muy útiles. Considero que el romper los paradigmas
tradicionales de evaluación permitirá que alumnos que se ven limitados por las
evaluaciones escritas desarrollen su potencial.
En
lo personal tuve la oportunidad de vivir una forma diferente de evaluación en el papel de
alumna. En la Universidad en donde me forme profesionalmente se ha distinguido
por dar libertad a los maestros para llevar el proceso de evaluación. Lo que más
me gusta es que te reta a llevar a la práctica lo que has aprendido.
Para
reflexionar ¿Cuál es el objetivo de una evaluación? Mi primera respuesta sería “saber
si mis alumnos están aprendiendo”, me quedaría pensando y luego diría “Saber si
la forma en que estoy enseñando está logrando que mis alumnos aprendan y es la adecuada según sus necesidades”.
Una
vez mi prima estaba estudiando para sus evaluaciones y le hizo una pregunta a
mi mamá. Ella no pudo responderla y mi prima le dijo “No estudiaste para la vida”.
¿Cómo maestros estamos logrando que nuestros
alumnos “Aprendan para la vida”? Les
dejo una frase que me ha inspirado mucho en mi labor docente.
Para asesoría educativa, escuelas para padres puedes comunicarte conmigo
al correo arbarreraruiz@gmail.com.
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