Desde pequeña soñaba con llegar a
ser maestra y pasaba tardes enteras jugando.
Realmente pensaba que mi vocación era ser maestra de primaria, mis
evaluaciones de orientación vocacional dijeron que mi vocación era ser maestra
de preprimaria. Le doy gracias a Dios por ese resultado, realmente disfrute mi
tiempo en las aulas de preprimaria.
De niña tenía una inquietud sobre
si no había forma que las maestras ayudaran a mis compañeros que se les
dificultaba aprender porque solo observaba que los regañaban o se desangraban
en sus cuadernos y trabajos (así decía una maestra de la universidad). Siempre pensaba que tendría que existir una
forma que ellos aprendieran y no sufrieran tanto. Ellos eran víctimas de la
educación tradicional. Eso quedo en mi
corazón y esperaba encontrar la respuesta. Cuando me gradué de maestra de
preprimaria, comencé a estudiar una carrera pero no me apasionaba y al final la
deje. Meses llego a mis manos un pensum
del Profesorado en Problemas de Aprendizaje cuando lo leí, sentí una emoción y
en ese momento tuve la certeza que era lo que yo buscaba. Cada sábado iba muy contenta a estudiar,
sabía que algo nuevo iba a aprender y lo podría poner en práctica con mis niños.
Termine mis estudios y comencé a
trabajar con niños que presentan dificultades de aprendizaje. Al recibirlos sé que llegan con el corazón
roto, con frustración y mi tarea principal es ayudarles a sanar su corazón.
Disfruto trabajar con ellos y ayudarles a que ellos mismos descubran como
desarrollar su potencial.
Al convertirme en maestra cumplí mi
sueño de pequeña y realizar un trabajo que me apasiona, disfruto y me
compromete con mis alumnos sin importar su edad. Además como leía “Un trabajo en el que se
recibe amor sincero y muchos abrazos”.
Un maestro llega a ser parte de
la historia de otros y un escalón para que alcancen sus sueños. Así que debemos
asumir la responsabilidad cada día de nuestra labor y asegurarnos que al final del día nuestros
alumnos salgan inspirados de nuestro salón. Listos
para ser protagonistas de su vida y que luchen por alcanzar sus metas. Sabiendo
que nadie les puede cortar las alas, porque solo ellos pueden decidir hasta
donde quieren llegar.
Mi anhelo es cuando llegue al final
de mi camino pueda mirar atrás y sentirme feliz por los sueños realizados de
otros. Es un honor formar parte de la
vida de las personas y ser llamada maestra.
Si eres maestro ¿Qué te hizo
elegir este camino? ¿Cuáles son tus más preciados recuerdos? ¿Cuál es tu mayor anhelo
al final de tu camino? Compártelos con
nosotros aquí en los comentarios, estoy segura que puedes servir para inspirar
a otros.
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